Para empezar a hablar de “El graduado con propiedad”, hay que reseñar que aunque hoy en día es un clásico del cine americano y siempre ha estado entre las diez de las mejores películas de la AFI, en su momento, parte de la crítica le dio la espalda. Entre otros Pauline Kael y Egbert. Es verdad, hasta los mejores críticos se equivocan. Pero a mí me parece que en esta película el error es doble, por una sencilla razón, y es que esta película era revolucionaria.
Cuando se estrenó, la sociedad estadounidense, en ese sentido era aburguesada, conformista, estamos hablando de los finales de los sesenta y no hablamos de europa. Los americanos, en esto no quiero generalizar, pero son unos puritanos de órdago. Sin ir más lejos, mirad el caso que se montó hace unos años por ver un seno al descubierto en una actuación musical de unos premios. Pues bien, imagináos eso unas casi cinco décadas en el pasado.
En mi modesta opinión, "El graduado", está en este olimpo de películas porque entre otras cosas ha tenido matices muy transgresores para la sociedad en la que nace. No sólo por el hecho de contar una drama familiar, si no que ese drama nos crea un debate moral. Benjamin Bradock interpretado por Hoffman, es un yogurín, con una vida que ya no iba a estar esturcturada, ya nadie le tendría que mandar lo que hacer. En ese sentido, el experimenta un sentido existencial de vacio, de no saber por donde tirar, de inapetencia. En esas se le aparece una Señora mayor, amiga de sus padres y que el conoce bien, pero como en muchos de sus contextos trastornará su forma de ver el mundo, incluso la rechaza.
Es que esta película cambia los roles del "American Way Of life", donde la mujer se tenía que abstener, excepto exsecciones, bajo las convenciones sociales que la colocaban al mando de la familia, pero por debajo de su cabeza, que era el varón.
En esta película ella lleva los pantalones. En esta foto anterior, el cambio es evidente, el hecho de que lo tuvieran en cuenta en la publicidad de la película ya dejaba implícita una decidida declaración de intenciones.
Por eso y entre otras cosas pienso que había una clara decisión de hacer de esta película un icono cultural, no que como pretexto se construyese un icono alrrededor de la película.
Claro que como producto de industria al fin y al cabo uno no sabe el alcance de su popularidad y mella entre el público, por eso puede sonar pretencioso el hacer unos postulados tales en aquella sociedad si no fuese desde una actitud valiente y creativa.
Esta tesitura nos pone ante el personaje de "Mrs. Robinson" , la señora Robinson, que quizás llegó a convertirse en icono de verdad, incluso por encima de la película.
Lo más seguro es que ni siquiera Anne Bancroft hubiese soñado con este papel, propio de una super estrella. Ella había tenido hace poco un exitazo con "El milagro de Ana Sullivan" que le valió el oscar de la academia, pero digamos que el perfil de la señora Robinson obedece más al perfil de un superpibón ya madurito, imaginaos a una Marilyn de cuarenta y cinco años. No digo nada más, porque no se trata de desechar el cuerpo de Anne Bancroft, no es el caso, pero en aquella época, se supone que para romper las reglas tendría que ser una atracción tan fuerte, y un cuerpazo ten exhuberante, que el pobre Benjamin no tuviese más remedio que caer en la tentación.
Pero no fue así, Mike Nichols, que afrontaba su sengunda obra, como director, quería hacer algo más inteligente, más rompedor. De hecho habían propuesto el papel antes a Doris Day y lo había rechazado, simplemente, como dijo ella - No entra en mi escala de valores. Yo tampoco pienso que Doris, más dulce a lo largo de su carrera se identificase con este personaje oscuro.
Es cierto que El personaje alcanzó cotas de mito sexual en las generaciones siguientes, ahora menos, porque ya a los jóvenes de ahora, si no entienden el contexto de la película, no les dice nada nuevo ni interesante. En cambio a los que se han sumergido en la película, la señora Robinson parece una gran araña que ha tejido una tela de la que no te puedes escapar, te va engullendo poco a poco.
Pues, todo esto, para que no os engañéis los que no lo sepáis, lo hizo Bancroft con 36 añitos. Esto da cuenta también de la talla interpretativa de estos actores. En realidad, y como curiosidad, Bancroft, sólo tenía seis años más que Hoffman en la vida real, Hoffman tenía treinta años cuando hizo el graduado.
Bueno, también, a partir de ahí, a Hoffman hemos podido verle en otras producciones donde ha tenido más oportunidades de explotar su talento.
Nada más tarde que al salir del estreno, una crítica que lo reconoció le dijo, más o menos, porque no me acuerdo de las palabras exactas. - Chaval, tienes un gran futuro.
Otra de las apariciones resaltables de la película es la de Katherin Ross, jovencísima y guapísima hija de la Señora Robinson, en este caso se entiende que sea tan dulce y pusilánime, para que en un principio, Benjamin no sucumba a sus encantos, más bien es que reniega de la señora Robinson. La hija representaba el futuro, esperanzador, salir de esa apatía y sin razón que Benjamin acusaba, cada vez que se encontraba con la madre. Al final, la señora Robinson tensó tanto la cuerda que se rompió.
Otro de los aspectos a mencionar de esta obra es la banda sonora a cargo de Simon and Gerfunkerl, y su tema Mrs. Robinson. Inmortalizaron la película.
Pues, todo esto, para que no os engañéis los que no lo sepáis, lo hizo Bancroft con 36 añitos. Esto da cuenta también de la talla interpretativa de estos actores. En realidad, y como curiosidad, Bancroft, sólo tenía seis años más que Hoffman en la vida real, Hoffman tenía treinta años cuando hizo el graduado.
Bueno, también, a partir de ahí, a Hoffman hemos podido verle en otras producciones donde ha tenido más oportunidades de explotar su talento.
Nada más tarde que al salir del estreno, una crítica que lo reconoció le dijo, más o menos, porque no me acuerdo de las palabras exactas. - Chaval, tienes un gran futuro.
Otra de las apariciones resaltables de la película es la de Katherin Ross, jovencísima y guapísima hija de la Señora Robinson, en este caso se entiende que sea tan dulce y pusilánime, para que en un principio, Benjamin no sucumba a sus encantos, más bien es que reniega de la señora Robinson. La hija representaba el futuro, esperanzador, salir de esa apatía y sin razón que Benjamin acusaba, cada vez que se encontraba con la madre. Al final, la señora Robinson tensó tanto la cuerda que se rompió.
Otro de los aspectos a mencionar de esta obra es la banda sonora a cargo de Simon and Gerfunkerl, y su tema Mrs. Robinson. Inmortalizaron la película.