Bueno, si hay un director de escesos en todo lo que hace, en la tenacidad y los métodos para conseguir los sueños y metas de su carrera eses es Werner Herzog, y buena prueba de ello es esta asombrosa película.
"Impresionante aventura (...) Imprescindible" (Fernando Morales: Diario El País).
Para empezar, cuando nos referimos al personaje principal de la cinta, hablamos de un megalómano de la música, que haría cualquier cosa que fuese necesaria para cumplir sus sueños. Un seguidor de la ópera casi enfermizo, que es capaz de llevar a un barco entre canal y canal, por el medio de una montaña, con todo lo que eso supone. Deforestar, contratar a un ingente número de obreros, medidas de seguridad de risa por no decir inexistentes. El argumento es demencial, pero es que el actor que le da vida es un experto en esto de la demencia, se llama Klaus Kinski. Pues en la realidad, Werner Herzog, lo hizo. Quería dotar a la película de una potencia visual real, podría haber utilizado maquetas y miniaturas como habían utilizado otros tantos genios, pero Herzog siempre ha sido un soñador en ese sentido... y arrastró el barco por el monte. No me extraña que le agradara tanto el proyecto, más si cabe después de haber visto “Aguirre, la cólera de Dios”, donde ya había tratado con la locura y las obsesiones de un hombre. El hombre que interpreta a los dos personajes, curiosamente es Klaus Kinski, por el que Herzog siempre ha sentido una relación profunda de amor-odio.
Es difícil catalogar esta relación entre director y actor, puesto que pese a sus diferencias, Kinski era un intelecto afín a Herzog, de hecho han participado en cinco películas juntos y son la mejor muestra de ambas carreras. No obstante KinsKi conoció a Herzog cuando este aun era un niño en una pensión de Munich. Quizás eran dos personas que se entendían pero no podían vivir juntas. Bién es cierto que Klaus Kinski siempre ha tenido mala fama y mala prensa, en este sentido. Era un mujeriego empedernido, (para más señas su biografía se titula “Yo necesito amor”) y un hombre de muy dudosos modales, eso sí, muy culto, uno cosa no quita la otra. En muchas ocasiones criticó a Herzog por sus idas de olla y por su forma de actuar, sobre todo en esta película, a la hora de poner la vida de mucha gente en peligro. La muestra más palpable de lo que pregonaba Kinski sobre Herzog está en sus memorias editadas precisamente en España en 1988 bajo la línea editorial “La sonrrisa vertical”. Dice cosas interesante a parte de las putas con las que se acostó, que acepta trabajos por dinero y aún así rechaza papeles de directores famosos. Rechazó trabajar con Kurosawa en “Dersu Uzula”, con Spielberg en “En busca del arca perdida” aduciendo que el guión era Fucking shit, traducido sería una puta mierda. Bueno, pues si esto os parece gordo, las mejores perlas se las dedicó a Herzog:
“debería partirle los dientes a puñetazos","fanfarrón","apesta","me da asco","¡que lo tiren vivo a los cocodrilos!","¡Que las grandes hormigas rojas se le meen en los ojos y se le coman los huevos y las tripas de por vida!”[...]“Es un individuo miserable, se me pega como una mosca cojonera, rencoroso, envidioso, apestoso a ambición y codicia, maligno, sádico, traidor, chantajista, cobarde y un farsante de la cabeza a los pies. Su supuesto "talento" consiste únicamente en torturar criaturas indefensas y, si hace falta, matarlas de cansancio o asesinarlas. Nadie ni nada le interesa, a excepción de su penosa carrera de supuesto cineasta. Impulsado por un ansia patológica de causar sensación, provoca él mismo las más absurdas dificultades y peligros y pone en juego la seguridad e incluso la vida de otros, sólo para después poder decir que él, Herzog, ha dominado fuerzas aparentemente insuperables. Para sus películas echa mano de personas poco desarrolladas mentalmente a los que puede manejar a su antojo (¡y, supuestamente, hipnotizar!), y a los que paga un salario de hambre, eso si les paga. El resto son tullidos y abortos de todo tipo, a fin de parecer interesante. No tiene la menor idea de cómo se hace una película. Ya ni intenta darme instrucciones. Hace tiempo que ha renunciado a preguntarme si estoy dispuesto a llevar a cabo sus aburridas chorradas, ya que le tengo prohibido hablar.”
“debería partirle los dientes a puñetazos","fanfarrón","apesta","me da asco","¡que lo tiren vivo a los cocodrilos!","¡Que las grandes hormigas rojas se le meen en los ojos y se le coman los huevos y las tripas de por vida!”[...]“Es un individuo miserable, se me pega como una mosca cojonera, rencoroso, envidioso, apestoso a ambición y codicia, maligno, sádico, traidor, chantajista, cobarde y un farsante de la cabeza a los pies. Su supuesto "talento" consiste únicamente en torturar criaturas indefensas y, si hace falta, matarlas de cansancio o asesinarlas. Nadie ni nada le interesa, a excepción de su penosa carrera de supuesto cineasta. Impulsado por un ansia patológica de causar sensación, provoca él mismo las más absurdas dificultades y peligros y pone en juego la seguridad e incluso la vida de otros, sólo para después poder decir que él, Herzog, ha dominado fuerzas aparentemente insuperables. Para sus películas echa mano de personas poco desarrolladas mentalmente a los que puede manejar a su antojo (¡y, supuestamente, hipnotizar!), y a los que paga un salario de hambre, eso si les paga. El resto son tullidos y abortos de todo tipo, a fin de parecer interesante. No tiene la menor idea de cómo se hace una película. Ya ni intenta darme instrucciones. Hace tiempo que ha renunciado a preguntarme si estoy dispuesto a llevar a cabo sus aburridas chorradas, ya que le tengo prohibido hablar.”
Pues, la verdad es que a simple vista no se quieren mucho, y es que Herzog siempre ha llevado un diario con múltiples anotaciones, sobre todo de las películas. Kinski siempre ha estado receloso de esas anotociones, cuanto más si son amigos desde la tierna infancia del director. Herzog, aunque comprendía a Kinski, no podía nunca controlar lo incontrolable. De esos diarios hizo partícipe a Claudia Cardinale, gran amiga de los dos y la actriz protagonista de esta cinta.
Años más tarde, después de la defunción de Kinski (1991), en 1999, Werner Herzog, estrena una película documental titulada “My best friend” (Mi mejor amigo), que en España se tituló “Mi enemigo íntimo”, Herzog, con la ayuda de Claudia Cardinale, explican la difícil relación entre el director y el actor. En ese documental hay momentos realmente duros y difíciles, donde los dos se amenazaban de muerte y otros donde eran tan amigos. Herzog cuenta que ayudó a Kinski en su biografía, con un diccionario para encontrar insultos ya que Kinski le confesó que todo el mundo sabía que se llevaban como el perro y el gato y que la única forma de vender la biografía sería hechando pestes del director. No obstante también hay momentos en que pretendía prender fuego a la casa de Kinski, pero el pastor alemán de este, lo impidió.
No sé que tiene de mítico o de verdad, lo que sé es que estes dos no se aburrían y se soportaban como podían. En el fondo Kinski, si no fuera tan tozudo y fuese de trato mas sencillo estaríamos hablando de uno de los grandes de todos los tiempos, y eso Herzog lo tenía muy presente, quizás por eso lo soportaba mejor.
Hay una anécdota impagable en esta película, y es que un jefe de uno de los pueblos indígenas, tenía unas frases en la película. Imagínaos como tenía que haber sido el comportamiento de Kinski, cuando sin entenderlo del todo, el jefe del poblado se ofreció al director para asesinar a Klaus Kinski.
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