sábado, 2 de enero de 2010

PERROS DE PAJA



Esta cinta protagonizada por Dustin Hoffman y Susan George traza su argumento en una pequeña aldea británica, donde no falta el cacique de turno y el atontado del pueblo. Ella se ha criado en el pueblo y vuelve después de un tiempo. Él, moreno y miope, por estar tanto tiempo machacando las matemáticas, sobre todo de noche. Se trata de un académico que viene buscando la tranquilidad que la aldea le podía ofrecer. Para más casualidad, huye de la ola de violencia estudiantil que asoló los estados unidos a finales de los sesenta. Ella, rubia despanpanante, se sabe el blanco de las miradas de todo el pueblo. Pero no las evita, sino que todo lo contrario, pues le gusta sentirse observada por sus propios paisanos.
Mientras el hombre se dejaba la mente y los ojos en las fórmulas matemáticas, ella aprovechaba cualquiera situación para enseñar las prenditas y vestidos ajustados, incluso en una ocasión se olvidó de cerrar la cortina de la ducha. Un día aprovechando que Dustin Hoffman salía a cazar patos, ella le abre las puertas a unos lugareños que entran con la fija idea de violarla, al principio, ella se defiende con uñas y dientes, pero parece finalizar con gemidos de gusto, justo antes de que aparezca un lugareño con una escopeta, los coga con las manos en la masa y se una a la barbarie de manera vejatoria.
Perros de paja ha tenido que solventar varios problemas para su estreno, como fue el codigo Hays (Un baremo yanquie de violencia en el cine que proviene de los años veinte, los estdudios lo seguían a raja tabla incluso en los años 70), pero la verdad es que la escena de la violación pasó la censura porque no eran imágenes explícitas, sin embargo, permítanme decir que aunque no se muestren, se intuyen y eso es lo que deja la sensación de violencia, por lo que algunos de los censores se deberían haber dedicado a picar piedra, porque no ven más allá de sus narices. Y después de varios debates, también se aprobaron las escenas finales, donde Dustin Hoffman da cuenta de los lugareños. El estudio se excusó aduciendo que eran esenciales para comprender la película y que al fin y al cabo, la película y toda su moraleja era un mensaje contra la violencia.

La versión cortada tiene una duración de 113 min. (es la que se estrenó en USA)
Para captar un placer enfermizo en la escena en la que Dustin Hoffman machaca hasta la muerte a un hombre tumbado en el suelo, Peckinpah pidió que pusieran cocos en el suelo para que pudiese deleitarse a golpes con ellos. En un plano de la película, podemos ver un trozo de coco volando hasta su cara, aunque el espectador crea que esos son sesos del cerebro.
En la escena  en la que Hoffman entra por primera vez en el pub, Peckinpah no estaba satisfecho con la reacción de los actores al ver cómo entra un extraño en su mundo. En una de las tomas le dijo a Hoffman que entrase sin pantalones, y así consiguió la reacción adecuada de los actores.
El rodaje estuvo a punto de suspenderse pues el director agarró una cogorza en la playa de las de no te meneés seguida de una pulmonía que tuvo que ser tratada en un hospital, al recuperarse tuvo que firmar una clausula en el contrato que especificaba que se mantendría sobrio durante el resto del rodaje.
La película estuvo cesurada en el Reino Unido durante 18 años y aún hoy en las carátulas de los videos y los dvd´s aparece escrita la frase: “censurada en el Reino Unido”.
La crítica se fijó en un primer momento en los aspectos más oscuros de la cinta, en lo que se dió en llamar los “ritos machistas”, o en palabras del propio director el “fascismo sexual”. Pero Peckinpah parecía dispuesto a confirmar las peores cosas que sus detractores decían de él, como demostró en la entrevista concedida a playboy en 1972.
El final se les ocurrió a Hoffman y al director la tarde anterior a su rodaje, esto que parece una temeridad, se saca de una entrevista que se le hizo en su momento al director.
Entrevistador: ¿Que condiciones le pusieron para rodar Perros de paja?
Sam Peckinpah: Fue un encargo, y como siempre ocurre en mis películas, con imposiciones. Me hicieron firmar que tendría final feliz. Yo elegí a Susan George para que interpretara a la esposa de Hoffman, y no le veía una salida al final feliz. Me había hundido yo mismo. Un día Dustin se acercó a mi preocupado y me dijo que no podía terminar así la película. Yo le propuse otro final y es el que tiene. El final es absolutamente desolador. David Warner, el loco del pueblo, dice: “No sé dónde está mi casa”. Hoffman le contesta: “No se preocupe, yo tampoco”.


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