El cine sonoro cobra importancia en todos los apartados de la industria hollywoodiense, y afecta a todos sus profesionales, tanto para bien como para mal. El claro ejemplo, es el de los músicos, que paradójicamente, cuando las películas comienzan a tener voz, los instrumentos se apagan. Los silencios están considerados como un nuevo recurso dramático. Desde luego, los que salen ganando son los actores de teatro, puesto que tenían una buena dicción y acostumbraban a declamar textos dramáticos dotándolos de una fuerza que atrapaba la pantalla, al fin y al cabo, no cambiaban la forma de la actuación, porque aunque en el teatro se exagera la mímica con el fin de llegar hasta la última fila del patio de butacas, en el cine mudo, la exageración de la mímica para suplir la información verbal era normal.
El hecho es que la gente que tuvo más problemas fueron los actores, que generalmente no tenían aptitudes fonéticas, porque no eran requisitos de la época, más centrada en gente atlética, que pudiese desarrollar unas destrezas físicas que hicieran o bien reír a la gente, palpitar a las damas o emocionar a las gentes ávidas de aventuras.
Además de todos estos problemas, muchos de los actores eran extranjeros con lo que el acento los delataba y con las ideologías de la época, y el estatus de estrella que alcanzaban, era una mancha y una sorpresa, descubrir para los norteamericanos, que el héroe de sus historias no era un perfecto representante del americano medio.
Luego se dan casos sangrantes como los que aquí he mencionado. Una estrella del firmamento hollywoodiense como Charles Chaplin, en los cincuenta, no se le perdonó no ser americano puro y no defender los intereses de los Estados Unidos frente a los comunistas. Y la psicosis de los estudios por tapar y ocultar datos de sus estrellas, tales como lugar de nacimiento, nombre de pila real, etcétera. Esto podía degenerar en una desazón del público por sus aventuras. Hay casos muy famosos como el de Kirk Douglas, nació el 9 de diciembre de 1916 en Amsterdam, Nueva York, bajo el nombre de Issur Danielovitz Demsky. Sus padres eran inmigrantes rusos que profesaban la religión judía. Ya me contareis, si esto no es un cóctel fuerte para los años cincuenta. Pues aún así, le cambiaron el nombre. Bien es cierto que no alcanzaría el estatus de estrella. Pera hay un caso, que aún siendo con nombre de origen anglosajón, han tenido que cambiar, se trata de Archibald Alexander Leach, que, ¿aún no os dais cuenta de quien me refiero? Pues, una pista, fué uno de los actores más reconocidos de su época, trabajó con los mejores directores, incluso Hitchock, que no era muy pegado a relacionarse con actores, le acabó cogiendo cariño. ¿Que, aún no caeis de la burra?, otra más. Considerado uno de los galanes inperecederos de Hollywood dorado. Bueno, pues resulta que un inglesito que nació en Bristol, Inglaterra, tal año de 1904, llamdo Archival, al llegar a Estados Unidos, por arte de magia se convirtió en el gran Gary Grant.
Generalmente, la gente adopta la idea de que “El cantor de Jazz” es la primera película sonora, y es verdad que es la que inauguró una época por su sincronización de sonido, la calidad, y unas frases que enardecieron a la gente “aún no han escuchado nada”, decía Al Jonson en “El cantor de jazz”, en el comienzo del cine sonoro. Pero esta no es una información veraz, ya que la primera película con sistema sonoro, aunque un poco más rudimentario es el “Don Juan” de Alan Crosland que protagonizó John Barrymore, el mítico actor, del clan de los Barrymore, junto con Lionel y ethel Barrymore, formaron un clan de actores fuera de serie. Eran una dinastía en el teatro, pero también grabaron su nombre con letras de oro en el cine.
Y es que el cine sonoro no puede ser considerado como el cine mudo con voz, porque la verdad es que es una nueva concepción del lenguaje cinematográfico, y un reinterpretación de la vida. Una nueva forma de plasmar arte. Muchos de los directores de la época, hicieron un manifiesto en contra del sonoro, el caso más significativo es el de Sergéi Eisenstein director de éxitos como “El acorazado Potemkin”. En esos manifiestos ponían de relevancia que lo mejor del cine, sería violado. La creación artística de buscar fórmulas para suplir al lenguaje, daba una dimensión particular al celuloide que moriría con la realidad que le aportaría el sonido. Charles Chaplin, también fue remiso a adoptar el sonido, de hecho hizo dos películas mudas en el periodo sonoro, “Luces de ciudad” y “tiempos modernos”, la verdad es que viendo estos ejemplos a ver quien es el listo que le quita la razón a Chaplin. Pero terminaría por claudicar en 1941, con su primera película sonora, “El gran dictador” que cosechó un éxito abrumador e incitó a Chaplin a enterrar el cine mudo.
Fijaos que caprichoso es el cine que, aunque parezca una putada que toda esa gente quedase en la calle, en el cine mudo, fue una circunstancia indispensable para que hallan despegado otras estrellas como Marlene Dietrich, Greta Garbo, Olivia de Havilland, Gary Cooper, Clark Gable, Errol Flynn, Edward Robinson o Humphrey Bogart, en el caso de estos dos últimos por feos, porque en el cine mudo, o eras humorista o guapo. Ja, ja, ja. pero que sería de Casablanca sin Bogart o “Perdición” sin Edward G. Robinson.
Otra de las características del sonoro es que al principio, parecían escenas de espías, guardaban micrófonos en todas partes, de modo que los actores tenían que hablar disimuladamente a floreros, lámpras, etcétera.
Gracias al sonoro, no quebró la warner brothes, por aquel momento las cosas andaban muy mal, son los dos años anteriores al crak de la bolsa de Nueva York y los estudios lo pasaban mal. De ahí que produjesen cine de temática fantástica y escapista. Es irónico, hoy en día es el estudio más rentable y poderoso de Hollywood.
Una de las películas que retrataron esa época fue “cantando bajo la lluvia”, también es representativa “El crepúsculo de los dioses” de la que hablamos aquí anteriormente.
Bueno, el color, lo dejaremos para otro día.
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