martes, 12 de mayo de 2009

RASHOMON

La verdad y la mentira son sólo dos puntos de vista, dos caras de una misma moneda. Parece que Kurosawa quiso aquí jugar ser filósofo o adivino. Nos presenta un drama visto desde cuatro puntos distintos, visiones distintas, personalidades distintas, perjuicios distintos… y por lo tanto, todos tienen un porcentaje de verdad y un porcentaje de mentira.
Kurosawa quiso con eso ahondar en los verdaderos posos de la frágil naturaleza humana, si bien con el personaje del leñador, demuestra que podemos ser duales y no poseer obligatoriamente una naturaleza que adoctrine nuestra vida.
Es increíble la fuerza narrativa del director japonés en esta cinta, maneja los flashbacks con una destreza fuera de lo común. Teniendo en cuenta que no era la estructura ideal para narrar historias en el cine de los cincuenta. Era un método no muy ortodoxo y el lo explotó hasta el punto que la historia no sería la misma o no engancharía tanto si no es por los cambios de tiempo y puntos de vista. Akira Kurosawa lo hizo tan bien que no desmerecen en nada a los flashbacks sobreexplotados de Tarantino en Reservoir Dogs y Pulp Fiction.
Es una de las primeras obras en su incipiente carrera, pero le catapultó a la fama. Dice la leyenda que por culpa de esta película se creó el Oscar a la mejor película extranjera, de hecho, fue la primera ganadora de la categoría amén de un león de oro y otros multiples premios.




Para mí, si soy sincero, no es la película que más me guste de Kurosawa (Hay que tener en cuenta que la peor película de este director es diez veces mejor que el 99,99% restante). No porque la considere peor que otras obras sino más bien, porque no reconozco aquí al verdadero Kurosawa, al Kurosawa maduro, el de los “Ran”, “Kagemusha”, “vivir”, “Dersus Uzula”, etcétera…
En estas primeras películas Kurosawa peca del contagio del rítmo del cine japonés de la época, no porque fuese malo, que no lo era para las historias del cine japonés. Pero parece que Kurosawa, aún guardando los orígenes nipones, quería hacer un cine más cercano al americano. De hecho, el cine americano debe muchos de sus taquillazos a Kurosawa, “star Wars” es infuida por “la fortaleza escondida” de Akira, “La trilogía de los dólares del spaghetti western” está influida por “yojimbo”, “Los siete maginíficos” es una extrapolación de “los siete samurais” llevados a la cultura americana de los 50 y 60.
Por último, “Rashomon” influye decisivamente en la trama y la forma de narrar los thrillers de hoy día. Por eso me parece una película demasiado importante para dejarla en el olvido de las grandes obras de Kurosawa.



Gracias Sensei.

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