Como ya quedó pendiente en el post de la semilla del diablo, os dije que un día os hablaría de este personaje, que poca gente conoce si no es fuera del mundillo del cine. Quizás no es el mejor productor de Hollywood, pues todo lo que tenía de talento lo tenía de ingenuo y muchas etapas de su vida se descontrolaron por no tener bien asentados los pies en la tierra. Digamos que aunque no era un productor depredador como los grandes tiburones del Hollywood dorado, como David O´Selznick o Darryl Zanuck, si fue un digno sucesor en los nuevos tiempos. Zanuck, jefe de producción de la fox, antes trabajaba en Warner, encaranaba al productor estrella. Zanuckcabó en la FOX después de airearse con la Warner y montar su productora que brilló con luz propia. Su productora se alió con la FOX, se llamaba Twenty-century. Pero lo gracioso es que el pez chico se come al grande, porque en vez de llamarse la Fox Twenty-century, hoy día aún sigue produciendo bajo el nombre de Twenty-century Fox. A eso es a lo que llamo yo tiburones que no daban su brazo a torcer.
Aunque yo no considere a Robert Evans un tiburón si que tengo que reconocer que tenía un talento infinito para la produción incluso mayor que los mencionados tiburones. Un insitinto para sobrevivir en los estudios y sacar petroleo de la nada. Hay que tener en cuenta y eso es cierto que los modelos de producción en Hollywood desde la época de O´Selznick hasta Evans cambiaron. En el Hollywood dorado había pasta y los poderosos productores se movían como pez en el agua, pero en los cincuenta, todo eso tocaba a su fin, porque el mundo cambiaba y la vieja guardia no estaba preparada para el cambio, los mensajes ya no llegaban a la gente, cierto tipo de público era desconocido, no eran capaces de captar gente joven para las viejas glorias de los estudios. El público joven ya no iba a ver películas que no les trasmitían nada, con mucho maniqueo en su realización, y en los sesenta, con Vietnam y el movimiento pacifista, el mundo cambió.
De todas formas estos jefazos de los estudios no entendían , para ellos la juventud buscaba otras cosas y valoren que no eran acordes a lo que ellos podían ofrecer. No comprendían lo que para ellos era una juventud basada en el libertinaje, muchas veces alocada a los que gustaba beber y bailar con desenfreno, hasta consumidores de drogas. Esto no era perceptible de exhibir ni si quiera en un musical.
Fijaos como cambian las cosas de finales de los cincuenta donde se empieza a acusar este cambio de mentalidades en Hollywood, y diez años después, en 1967 se estrena “Hair”, un musical de un grupo de amigos hippies. Con esto quiero que percibais, que era un terreno para atrevidos, arriesgados y apostadores. Fue el caldo de cultivo donde Robert Evans subió meteoricamente a la cúspide de Hollywood. Pero como toda buena historia que merece ser contada, comencemos por el principio.
Bob Evans nació bajo el nombre de Robert J. Shapera en Nueva York en el año 1930. Desde pequeño siempre tubo la gran esperanza de ser actor, pero después de llamar a muchas puertas, no consiguió nada. La realidad es que como actor el pobre era pésimo. Se convirtió en un empresario del mundo de la moda, en Nueva York donde fue escalando posiciones, pero al ver el físico y carisma de playboy que tenía, es cuando le llega la oportunidad de Hollywood. Pues un día en la piscina del hotel Beberly Hills, se encapricha de él Norma shearer, le da la oportunidad de interpretar a su último marido en la ficción. Le marchaban bien los negocios y no tenía nada que perder, por fin iba a probar suerte. Pintaba bien, iba a debutar en una película acompañando ni más ni menos que a James Cagney. La película titulada “El hombre de las mil caras” versaba sobre la vida de Lon chaney, famoso actor de cine que interpretaba a inmensidad de personajes, a principios de siglo (XX). Fue un éxito y Evans no lo hizo mal, hasta diría que al lado de Cagney, se le pega el oficio.
Después de esta película entró a formar parte de un proyecto de Darryl Zanuck, para hacer el papel de torero, de Pedro Romero en “Fiesta” compartiendo cartel ya con gente de la talla de Mel Ferrer, Ava Garner y Tyrone Power. En esta película conoce al famoso productor de la Fox, Zanuck, causa una gran huella en él. Zanuck lo apoya frente a todos los jefazos del estudio que querían ver fuera de la película a Evans por creerlo mal actor. Zanuck protegía a Evans, porque veía en él un gran talento, quizás intuía que era un gran talento interpretativo, pero la verdad es que Evans sólo tiene talento para la supervivencia empresarial.
A Robert Evans le ofrecen la oportunidad esta vez de ser protagonista en una nueva película, toda la responsabilidad caería sobre él, aquí es justo donde se demostró que de verdad no valía para actuar. Él fue el primero que se convenció, pero la huella de Zanuck aún era poderosa y él era un buen negociador, de hecho tenía los negocios de Nueva York viento en popa, y con las tres pelis que hiciera se ganara un buen pellizco que estaba dispuesto a invertir. Al mismo tiempo, Charlie Bluhdorn, el jefe de la Golf + western se fijó en él y se interesó por sus proyectos, al mimo tiempo la Paramount, casi en ruinas cambia de manos. Bluhdorn, era un empresario pero no tenía mano para el cine y lo dejó todo en manos del talento de Evans al que al poco tiempo lo nombró jefe de producción de la Paramount Pictures, ese dinosauro del celuloide que ahora ocupaba el noveno puesto de las productoras de Hollywood, pese a tener exitos muy sonados en la década anterior, como “Los diez mandamientos” se estaba undiendo, porque también se gastó una enorme fortuna. Era necesario arriesgar audazmente en nuevas historias que rompiesen e impactasen.
En este sentido, Evans se hizo con los derechos que uno de los directores le trajo ,un esbozo de guión de la novela de Ira Levin, un tal William Castle. Evans, que era un enamorado del trabajo del joven realizador Polaco, Roman Polanski, no se lo pensó dos veces antes de contratarlo. Los jefazos se cuestionaron porqué, pero él no dió el brazo a torcer, había visto unas películas europeas de Roman, como “Repulsión” “El cuchillo en el agua” y “Callejón sin salida”. Estaba convencido de que únicamente Polanski podría plasmar el inquietante guión en una película que aportase una visión refrescante sin que quedase todo en una película de serie b. Pues el presupuesto era corto, Paramount estaba en las últimas y para más apuros, cuando Polanski llevaba rodando unos diez días, ya acumulaba siete de retraso y todos los jefes estaban nerviosos. Evans defendió a capa y espada al realizado polaco hasta el estreno. Judgad los resultados, ¿tenía o no tenía ojo el cabroncete de Bob Evans?. “Rosemary´s babe”, la película que produjo, fue un exito rotundo, con lo que se ganó el aprecio de Charlie Bluhdorn.
Su siguiente trabajo como jefe de producción de la Paramount, fue “Love Story”, película romántica que rompió moldes en taquilla. La gente iba a verla al cine dos y tres veces, y que en ocasiones, muchas personas salían enamoradas. La película hizo una caja como nunca se había visto y había salvado a la Paramount de la desaparición.
Estas dos primeras películas fueron como dos puñetazos en la mesa, tenía a los jefazos comiendo de la mano, se había convertido en el niño mimado del estudio. La vida no le había podido sonreír más, en Love story, conoció a Ali Macgraw, quien sería su mujer y de la que tendría un hijo. Pero bueno, a pesar de que la vida le iba bien, a Bob nunca le regalaron nada, siempre tubo instinto de supervivencia. Tanto le sirvió el instinto, que dice la historia, cuenta la leyenda, un día llega al rodaje un mensajero que le entrega en mano a Evans un sobre, y le echó una sonrisa de oreja a oreja, no sé que contenía el dichoso sobre, pero cuando lo abrió, llamó al mensajero y le dijo que él sería el protagonista, había encontrado al hombre de la sonrisa del millón de dólares. Robert le prometió un sueldo de 11.000 dólares. El mensajero se acercó y le dijo al oido: - Oiga, podrían ser 11.500, estoy divorciado y tengo a una niña que mantener. Robert respondió: Entonces, que sean 12.500. El mensajero sorprendido siempre agradeció este gesto a Evans, le prometió que jamás se olvidaria de aquello. ¿Sabeis quién era el mensajero que obtuvo el papel con aquella insolencia mientas grandes actores estaban haciendo pruebas?, pues fue Jack Nicholson, hoy multimillonario. Es que los comienzos son siempre difíciles, y algunos seres atípicos y extraordinarios crecieron así. Jack de aquella solo tenía algunas lecciones del actor´s Studio. Esta amistad, va a ser muy importante en la vida de Evans, os lo contaré un poco más tarde, ahora nos ocupa la cúspide de su carrera, cualquier estudio vendería el alma al diablo por poder contratar al productor estrella de Paramount pictures.
Otra vez en su próximo proyecto iba a tener que luchar no sólo con los jefes de estudio, si no con un joven realizador ítaloamericano que había elegido para dirigir el Padrino. Lo necesitaba para que de alguna manera organizase la idiosincrasia de la mafia siciliana. Un crimen que no estaba organizado ni estructurado. El director impuso a Brando y a Pacino, pero a Evan le presionaban desde todos los lados, pues el estudio no confiaba en Brando, su estrella se había apagado hacía ya tiempo, era un actor acabado. Con muy mala conducta y reacciones de divo. Por otra parte tampoco confiaban aún en el joven talento de Pacino y no lo querían ver en el papel de Michael Corleone. Al final, Evans no dejó de dar por saco a Coppola todas las semanas y Coppola contraatacaba grabando más rápido ingentes cantidades de escenas, para que los jefazos con la gran cantidad de material grabado, no pudiesen cambiar nada. De todas formas había mucho metraje y Evans siguió fastidiando a Francis Ford Coppola, en la proyección de Nueva York, que iba a determinar el montaje final, Evans apareción en pijama y pantuflas con una especie de cama de hospital alegando que estaba muy mal de la espalda. Y de vez en cuando en la proyección hacía descender la cama con el motor para mostrar que no le interesaba y se echaba una siestita. Coppola, podeis creerme, acabó hasta el gorro de él. Al acabar la proyección le dijo que era una mierda de película, que la tenía que acortar, que la gente se iba a dormir. El montaje era de tres horas y cuarto, pero con los insititos desplantes de Evans se quedó en dos horas cuarenta minutos, que fue como se estrenó. Posteriormente, cuando salío el dvd, le dieron la oportunidad a a Coppola de hacer su propio montaje, y cuando se dispuso a ello entiendió que Evans tenía razón. Dejó las escenas eliminadas como extras en el dvd pero no tocó apenas el metraje. Pero la verdad es que Evans era muy persistente en lo que quería, y no le importaba montar el follón más grande para conseguirlo. Bueno, no merece la pena hablar del éxito del padrino.
La Paramount, en esta época parecía el rey midas, convertía en oro todo lo que tocaba, era la número uno de las productoras, os fijasteis que ascenso tan meteórico. Evans toca el cielo. Pero, aquí empieza la caida a los infiernos. A partir del éxito del Padríno, acaba contrato con Paramount y le animan a producir en solitario, pero compaginando su trabajo de productor jefe de Paramount. En estes momentos es cuando se entera de la infidelidad de Ali Macgraw, se había ido con Steve McQueen. Se habían enamorado en el rodaje de “La huida”, mientras Evans estaba enfrascado en el Padrino. Vuelve a casa, pero se encuentra a su hijo y a la niñera, ya no ve a su mujer. Entonces decide centrarse en su trabajo y consigue el guión de “Chinatown”, que arregla junto a Robert Towne. Como siempre los ejecutivos de la Paramount estaban en contra, pensaban que el guión era un rollo muy difícil de entender para el espectador. Precisamente ganaría el Oscar al mejor guión. Para la película se rodearía de sus amigos, no sé si por que se sentía solo en esos momentos. Pero volvió a funcionar, incluso lograron fichar a John Huston. Hiciera lo que hiciera, le pusieran las trabas e impedimentos que quisieran que Robert Evans iba a salir triunfal de todos los atolladeros. El problema es cuando se encontró el atolladero de la droga. Cuando acabó su matrimonio, Evans se dio a una vida más desenfadada, salía con varias chicas y vivía con más desenfreno. Un buen día ocurrió que una de estas lindas mujercitas, le dio a probar su primera esnifada. No parecía que eso fuese a viciarle, pero por probar encontró a un vendedor que le ofrecía cocaína farmacéutica a precio de saldo. Era un trampa de la D.E.A, que utilizaba cocaína marcada y llegó hasta él por el mayordomo que era el encargado de la transacción. En realidad, tampoco fue tan grave, jugó con fuego y acabó quemandose. Como no tenía antecedentes y el juez sabiendo quien era, lo condenó a producir spots publicitarios antidrogas. Muchos de sus amigos salieron en las campañas publicitarias, incluso Paul Newman que se mostraba interesado, no en vano, su hijo había muerto por una sobredosis.
Pero toda su carrera y su vida había cambiado, casi la mayoría de los que creía amigos le dieron la espalda y cayó en desgracia, a pesar de que no era ningún adicto, tomó un par de dosis y luego ya no pudo continuar. Charlie Bluhdorn, que siempre lo apoyó en Paramount, hasta en los momentos más difíciles, le niega la palabra. La propia Paramount hace un comunicado oficial desvinculandose del productor alegando que fue trabajador de la Paramount Pictures, pero que desde hace algún tiempo ejercía como productor independiente que de vez en cuando producía para Paramount, digamos que actuaba de subcontrata sin ligación a la empresa.
El mundo entero se le venía encima. Las desgracias se sucedían y poco depues de “Cotton club” le involucraron en un caso de asesinato. En realidad, era un personaje tangencial, pues un hombre a cambio de presentarle a Evans para que hiciesen negocios formando una nueva productora, pidió a un tercero una compensacón en droga o dinero, al no satisfacerla, lo asesinó. Evans, ni siquiera sabía de que iba el asunto, pero la prensa ya estaba hechando carnaza y recogiendo carroña. El caso salió a Juicio a los seis años, para entonces a Evans ya no le quedaba ningún pretigio que defender. Estaba undido.
Vende su propiedad, su mansión que tanto adoraba a un multimillonario francés.Poco tiempo después ingresó en un psiquiatrico voluntariamente, por temor al suicidio. Hasta que no aguantó más y salió con una escapada made in Hollywood. Coche a la salida con motor encendido. Poco tiempo después Quiso recomprar su mansión pero el francés no accedió. Pero un gran amigo, estaba ahí para levantarle la moral. Jack Nicholson, le invitó a la ceremonia de los oscars, estaba nominado al mejor actor, que no es nada raro, porque es el actor que más nominaciones y oscars tiene, 12 nominaciones y 3 oscars. Estuvo toda la noche, con la mano en el hombro de Evans, Recomendándolo a la gente pese a que la gente lo conocía de sobra y no quería verlo, pero como Jack era más cabroncete que ellos, se lo metía por los ojos a pesar de que no lo querían ver ni en pintura. Evans se lo agradeció. Pero hay más. Dice la historia, cuanta la leyenda, que un gran actor de Hollywood viajó a Monaco a suplicar a cierto millonario francés que sólo le concedió 15 minutos, mientras se afeitaba, que por favor le puediese revender la mansión a su dueño. Se llegó a poner de rodillas. El millonario pensando que si una gran estrella de Hollywood se hacía tantos kilómetros para suplicar que le revendiesen la mansión al amigo, se merecía una repuesta positiva. Así es como el gran Jack Nicholson recuperó aquella mansión tan valiosa para su amigo. Y es que al contrario de lo que parece, Nicholson es una buena persona, de las mejores. A todo esto, el millonario francés obtuvo un filón con la anécdota de que un buen día se le presentó en el cuarto de baño una superestrella de Hollywood que suplicaba a sus pies.
2 comentarios:
Muy interesante el artículo , que pena que esté lleno de faltas de ortografía.
gracias que buena aportación, tenía conocimiento de algunos datos pero nunca esta de más
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