"Simplemente perfecta. Lo más
admirable es que su acumulación de números musicales (que aislados son
magistrales) resulte una unidad coherente y fluida (...) Una obra maestra"
(Francisco Marinero: Diario El Mundo)
¿El mejor musical del cine?
Probablemente. En cualquier caso, "Singin' in the Rain" tiene algunos
de los bailes más maravillosos y cinematográficos de la historia del séptimo
arte; Gene Kelly canta enamorado bajo la lluvia... y el mundo se detiene. Genial
y vitalista, una imperecedera obra maestra. (Pablo Kurt: FILMAFFINITY)
Estamos ante un musical que
representa la esencia del cine, bien porque desarrolla el tema del paso de la
época de las silent movies (cine mudo)
al sonoro. Aunque representa esta realidad desde un punto de vista cómico que
desdramatiza, no así como películas del corte de "El crepúsculo de los
dioses", dónde este tema es abordado de una manera más tremenda y cruel.
“Cantando bajo la lluvia” es un
musical que deja buen sabor de boca, pese a sus muchos fallos y corta pegas. La
dirección de Stanley Donen, perfecta. Ha sabido darle al musical un aire fresco
y gamberro, a la vez que glamuroso y jovial.
Como toda historia de pasquín, en
esta película, lo que se ve y lo que emerge de la realidad es sólo la
reluciente silueta de una realidad mayor que no siempre es tan lustrosa como su
envoltorio.
En realidad, parece que el
musical, es perfecto, y en mucha suerte de circunstancias, acertaríamos al
decir que sí, aunque como muy bien comprenderéis mis queridos amigos, y ya
comenzáis a conocerme y descifrar los entresijos de mis formulaciones, no es
oro todo lo que reluce. Para descargo de alguno diré, que en este caso que el
resultado final justifica todo el proceso, no siempre tan glamuroso y
artístico.
Por empezar en algún aspecto
podríamos decir, que en realidad, sólo había escrita una canción para el
musical, me refiero de forma específica. Y en principio tampoco se esperaba
mucho de esta producción, otra obra que hizo el propio Gene Kelly anteriormente
se presumía mejor, me refiero a “Un americano en Paris”. Por lo tanto pintaban
bastos, y la productora de la película buscaba abaratar costes por todos los
medios, tenían contrato con Kelly y lo utilizaron, sería un reclamo magnífico,
pero en los roles no principales a Donald O'Connor, que tenía cierta reputación
como secundario, pero que no alcanzaba la talla de Kelly (Personalmente creo
que Kelly era un creido) y Debbie Reynolds, que no tenían el caché de estrella,
y en el caso de Reynolds, no es que fuese un portento, pero destaca mucho
porque no se esperaba que diese tanto juego siendo uno de sus primeros papeles.
La verdad es que para ella supuso un gran espaldarazo a la fama.
También podemos hacer una ácida crítica
a los estudios por racanear hasta con fondos de decorado reutilizados para la
ocasión y sacados de otras producciones anteriores, y todo esto sin pasar por
las dificultades económicas que recientemente ha pasado el mismo estudio de la
Metro-Goldwyn-Mayer, en los que estuvieron a punto de vender los derechos de OO7.
Aún así, les ha salido un
producto tremendo, puede ser de esas ocasiones a las que hice también mención
comentando “Casablanca”, un cúmulo de peripecias o el azar de muchas personas
que se unen y… der repente, de lo que está condenado al fracaso nace una obra
imperecedera, una obra que trasciende a sí misma y su tiempo, una obra que está
más allá de su contexto, de su auto comprensión.
La verdad es que Kelly nunca ha
acabado de caerme bien, no es que yo tenga nada contra su trabajo detrás de las
cámaras, porque esta película no sería lo que es si no fuese por su entera
implicación en el proyecto. Es verdad que el director de la cinta es Stanley
Donen, pero Kelly, era una especie de director en la sombra, puesto que era el
que llevaba las escenas coreografiadas y tenía un gran poder de decisión
gracias a su contrato. Son cosas de aquella época y el star system.
Kelly no era un divo propiamente
dicho, trabajaba y trabajaba duro. La escena, más famosa quizás de la historia
del cine, o al menos dentro del género musical es la de Gene Kelly danzando por
una calle mojada, él empapado pero con una sonrisa de oreja a oreja. Si señor,
esa es la perfecta alegría, reír, cantar, soñar a pesar de las circunstancias.
Pero la verdad es que Kelly rodó esa escena con cuarenta de fiebre, todo por
cumplir plazos. Aguantar los manguerazos fríos con fiebre y mostrar una sonrisa
tan grande, es digno de encomio y reconocimiento a un artista que cuando se
metía en una producción le daba lustre, no importa cual fuese el precio.
Stanley Donen había empezado en el cine como asistente en las películas de Kelly, por tanto la confianza para hacer este tipo de temeridades, era mutua.
Esa escena tiene varias peculiaridades que la gente
desconoce. Se dice que la lluvia fue agua mezclada con leche para ser
registrada mejor en cámara, cosa que no es del todo cierta. El agua tenía un
producto que se le suele echar en fotografía, que se llama humectante. Además,
quedaría la ropa, el suelo y la cara del actor con un tonillo blanco, que en
realidad no se ve.
La coreografía de esa escena fue diseñada en función de la escenografía presente, jugando también con el efecto del agua, componiendo cuadros e imágenes maravillosos. Ya es normal, en este tipo de películas, que de la cosa más pequeña y ridícula se saque petróleo.
Para la escena se necesitaron un par de bailarines más para reforzar el sonido de los pasos que Gene Kelly marcaba en el escenario.
Este año se cumplen sesenta años del estreno de esta obra maestra del musical, según espertos críticos de cine como Roger Ebert "El mejor musical de Hollywood jamás realizado".
Una obra así, por muchos remiendos que tenga, no sale así como así y tiene a mucha gente implicada en su producción.
La dirección de fotografía corrió a cargo de Harold Rosson que fue el genio que estuvo detrás de "El mago de Oz", proporcionó a la película colorido y vitalidad, que ayudaba en esa concepción fresca que quría darle Arthur Freed.
Otra de las curiosidades de la película, que se extrae de su argumento, de esa intrahistoria del paso del cine mudo al sonoro, es que Jane Hagen, la actriz que da vida a Lina Lamont, tenía una voz aceptable, no era tan mala como se la tintaba en la película, pero en un alarde de exageración, Hagen dobló a Debbie, que a su vez se suponía que tenía que estar doblando al personaje de Lina, que se entiende que era Hagen, fue un juego retorcido, de esas cosas que se hacen en las producciones cuando se está aburrido y se quiere contar una historia curiosa después.
Donen acabaría siendo un gran
director, pero esta ha sido su escuela iniciática, a la sombra de un actor
bailarín que fue para mi gusto, demasiado exigente, incluido para sí mismo.
Es cierto que Gene Kelly ofreció
disculpas tras la película al reconocer que se había portado mal con el resto
del reparto. Reynolds acabó de grabar las escenas de cantando bajo la lluvia
con los pies destrozados y ensangrentados, porque Kelly le daba mucha caña
practicándola en el baile, que era el punto débil de Debbie.
También Kelly tuvo que entonar el
mea culpa en una de las secuencias de la película, ni más ni menos que el baile
erótico con Cyd Charisse, en la que el contacto era muy evidente para la época
de la que estamos hablando.
El estudio poseía varios derechos
sobre canciones que tenían que utilizar, y cuando se pensó en la película, la
idea era aprovechar algunas canciones para darle salida comercial. Eso fue lo
que construyó el argumento, porque varias de esas canciones eran de la época
del cine mudo, o de su paso al sonoro.
Lo más curioso del asunto es que
la escena en la que Gene Kelly baila sobre la lluvia, es una escena que no
estaba planteada en el organigrama inicial de la película, pero que buscando
sentido a la canción se tenía que grabar. Pocos pensarían en aquel momento, que
aquella añadidura puesta casi a última
hora sería la escena por la que queda indudablemente grabada la película en
todos nuestros inconscientes.
La coreografía de esa escena fue diseñada en función de la escenografía presente, jugando también con el efecto del agua, componiendo cuadros e imágenes maravillosos. Ya es normal, en este tipo de películas, que de la cosa más pequeña y ridícula se saque petróleo.
Para la escena se necesitaron un par de bailarines más para reforzar el sonido de los pasos que Gene Kelly marcaba en el escenario.
Este año se cumplen sesenta años del estreno de esta obra maestra del musical, según espertos críticos de cine como Roger Ebert "El mejor musical de Hollywood jamás realizado".
Una obra así, por muchos remiendos que tenga, no sale así como así y tiene a mucha gente implicada en su producción.
La dirección de fotografía corrió a cargo de Harold Rosson que fue el genio que estuvo detrás de "El mago de Oz", proporcionó a la película colorido y vitalidad, que ayudaba en esa concepción fresca que quría darle Arthur Freed.
Otra de las curiosidades de la película, que se extrae de su argumento, de esa intrahistoria del paso del cine mudo al sonoro, es que Jane Hagen, la actriz que da vida a Lina Lamont, tenía una voz aceptable, no era tan mala como se la tintaba en la película, pero en un alarde de exageración, Hagen dobló a Debbie, que a su vez se suponía que tenía que estar doblando al personaje de Lina, que se entiende que era Hagen, fue un juego retorcido, de esas cosas que se hacen en las producciones cuando se está aburrido y se quiere contar una historia curiosa después.
DISFRUTADLA VALE LA PENA
4 comentarios:
Hola Emilio! No sé si será el mejor musical de toda la historia del cine, pero desde luego a mi es el que más me gusta; su alegría, sus coreografías, los actores elegidos contribuyen a redondear una obra maestra inolvidable. Una película que distrae, moderna para la época que fue rodada,con melodías y canciones que han pasado a formar parte de la propia historia del cine. En fin....para mi gusto una película atemporal que siempre gusta y que no ha perdido ni una pizca de su encanto. Saludos.
El género musical nunca ha sido santo de mi devoción (más bien al contrario) pero es cierto que hay películas que trascienden más allá de su estilo para convertirse en iconos del cine y que solo por eso ya hay que verlas. Con "Cantando bajo la Lluvia" este es el caso.
Un saludo Emilio
PD: Tengo entendido que Gene Kelly pilló una buena pulmonía tras rodar la mítica escena de las farolas. Humildemente le agradecemos el sacrificio.
A mí sin embargo sí que me caía bastante bien Kelly. Me parecía un tío bastante simpático y noble. El que pidiera disculpas a los compañeros por haberse portado mal lo engrandece. Después de todo él era una estrella y a las estrellas eso le cuesta más.
No me gustan por lo general los musicales, pero este es un espectáculo de arriba abajo. Visualmente impresionante.
Un saludo, Emilio. Muy buena entrada.
Soy mucho más de Kelly que de Asteire, yo también le dediqué un post en su día, es una maravilla del cine, de esas que quedan grabadas para siempre, es imposible no recordar su famosa secuencia en un día de lluvia. Un beso!
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